sábado, 28 de abril de 2012

Domingo del Buen Pastor


No podemos quedarnos tranquilos porque pedimos más sacerdotes, sino preguntarnos si creamos esas condiciones, si valoramos para nuestros hijos y en nuestras comunidades el llamado al sacerdocio como un don de Dios, como camino de plenitud para ellos y de servicio a sus hermanos.

Por Mons. José María Arancedo


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