sábado, 13 de septiembre de 2008

El Mundo, su cultura



Cuando Jesús dice “Yo soy la Vida”, es como si te dijera: “si vos me seguís vas a experimentar una plenitud de sentimientos y una intensidad de vivencia que jamás imaginaste”.


Por el Ing. Juan C. Starchevich - Charata - Chaco

El espíritu del Mundo, la materia, forman parte de una dimensión del pensamiento sincero y totalmente lógico. Un mundo sin Dios, sin leyes, sin padres, sin controles. Libertades lógicas y sinceras.

Anarquía deseada para experimentar lo humano; para abrir de par en par las puertas de las pasiones; para derretirse en el deleite que excitan los instintos. Libertad, libertad y más libertad. Es hermoso hacer lo que uno quiere; desde muy pequeños, en la adolescencia, juventud, en las edades adultas, y hasta en la propia vejez.

¿Por qué se les exige a los niños la educación escolar? Puede ser traumatizante, pues lo más propio para ellos es jugar, divertirse con sus amiguitos. Desde el punto de vista del Mundo, se está ejerciendo una terrible violencia para ellos en precipitarlos con exigencias impropias a su propia naturaleza del deseo y sus instintos.

A los adolescentes, desde este mismo punto de vista, es muy racional y fuera de todo tipo de discusión que es muy malo impedir, por cualquier medio, su propia libertad sexual. Entonces, desde este mismo punto de vista, debemos acompañarlos para que esa libertad la realicen de un modo más ordenado, pero..., otra vez, ¡malditas reglas!, y ¡maldita suerte!, ¡se encuentran en el más alto grado de fertilidad!

Los adultos también tienen el derecho a disfrutar de su propia libertad y, desde el punto de vista del mundo, se pregunta ¿Hasta cuando la religiosería? ¿Qué tiene que ver esto con los que no creen? El mundo avanza, la tecnología evoluciona; el hombre de mundo va cambiando. Se ha globalizado un nuevo modelo humano, el hombre del mundo de hoy, de logros individuales, sin ataduras a nadie ni a nada.

Desde este punto de vista es muy racional y fuera de todo tipo de discusión lo aberrante e inaceptable concepto del matrimonio perpetuo. ¿En que se basan las leyes para obligar a las personas a estar atadas para siempre? ¿Por qué no se puede desarrollar la propia felicidad individual? ¿A quién le importa el matrimonio de uno?; por otro lado, ¿Por qué se prohíben los abortos? ¡Es una decisión personal! ¿Por qué se legisla en contra de voluntades individuales?

Según el punto de vista del mundo y su espíritu esto es totalmente correcto, es totalmente racional según esta dimensión del pensamiento, sin Dios, sin creencias inmateriales, pues el mundo no está sujeto a las leyes de Dios, por lo tanto no tiene obligación de cumplirlas. Además de ello, si hacemos un poco de historia, podemos notar que Dios no dio sus leyes al mundo, sino a su pueblo. Esto está escrito en La Biblia cuando Moisés y El Pueblo de Dios emprendieron el Éxodo en busca de la Tierra Prometida, promesa de Dios a “su Pueblo”.

Al pueblo sin Dios se lo denomina Pueblo Pagano, sin leyes de Dios ni sus promesas, sin obligaciones ni derechos, sin evolución humana.

Al Pueblo de Dios, luego de Jesucristo, se le suma otra promesa, el Espíritu Santo, otra dimensión del pensamiento. Una dimensión que precipita al hombre y lo lanza hacia el propio Dios, que sin dejar de ser quien es, ahora se ha transformado en El Padre, y su pueblo en sus hijos.

Cuando Jesús dice “Yo soy la Vida”, es como si te dijera: “si vos me seguís vas a experimentar una plenitud de sentimientos y una intensidad de vivencia que jamás imaginaste”.

Esta es la razón fundamental que muchos cristianos irrumpen en el mundo con cosas que el mundo no comprende. Es para que el mundo forme parte del Pueblo de Dios en Cristo, para así tener la Esperanza en sus promesas.

Un ejemplo: Si una persona sabe que otra va a morir en un accidente, ¿no haría todo lo posible para evitar ese viaje?

El cristiano molesta en el mundo porque no quiere que muera, no quiere que sufra, desea que también sea un ciudadano del infinito.

Escríbanos a ed.dia7@gmail.com

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