miércoles, 18 de junio de 2008

“SERÉIS PARA MI UN REINO DE SACERDOTES Y UNA NACIÓN SANTA” (EX..19,5)


Quien es pobre, sabe que necesita de Dios, aún más sabe que su vida le pertenece a Dios y al plan que El tenga sobre el…y por eso cuando escucha el llamado va , se entrega, y sigue al pescador de almas, para trabajar la mies. - XI Domingo durante el año


Por Mons. Marcelo Martorell

En la base de la alianza con Israel Dios puso esta cláusula: “Si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre los pueblos…; seréis para mi un pueblo de sacerdotes y una nación santa” (Ex.19,5-6) Dios confiaba a Israel una misión sacerdotal y un oficio de mediación, de modo que la fe y la salvación llegasen a la humanidad entera a través suyo. El Pueblo de Israel no cesa de meditar sobre el acontecimiento en el que ve su acta de nacimiento, el Exodo. Sacado de la esclavitud, para constituirse nación santa, pueblo elegido. Renovados por la Alianza tiene una misión entre todos los pueblos de la tierra; su papel de testigo y mediador.-
En en nuevo testamento este papel pasa a la Iglesia, nuevo pueblo de Dios. “Vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa” (1Pe.2,9). La escritura está hablando del sacerdocio común del los fieles, basado en esta promesa del Altísimo, sacerdocio que pertenece a todo bautizado.

En medio de este pueblo sacerdotal, Jesús ha fundado otro sacerdocio, semejante al de Melquicedeq, el hombre separado de entre el pueblo, para que ejerza las funciones sacramentales y magisteriales. La elección y el envío de los doce, es el primer gesto del que se sabe “Sumo y Eterno Sacerdote”, mediador entre Dios y los hombres, el que da plenitud y supera todo sacerdocio y mediación de la Antigua Alianza, entregándolo a aquellos a quienes ha elegido para este oficio y “llamando a los doce, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”(Mt.10,1), les comunica su misión y sus poderes, “deben predicar que el reino de los cielos está cerca”(Ib.7) y llevar el mensaje de salvación “a las ovejas perdidas de la casa de Israel” y actualizar el Sacrificio de la Nueva Alianza, “haced esto en memoria de mi” …Dios, en Jesús, no ha excluido a ningún pueblo de la tierra, es Israel el pueblo privilegiado, y sobre él se depositaron como antiguamente las primicias de la salvación, si Israel no lo acepta, no es culpa de Dios, otros serán además, llamados a cumplir las promesas de la Nueva Alianza.

Nadie tiene prerrogativas en la elección, ni Israel antiguamente, ni los doce posteriormente, solo está el querer y la elección de Dios, nadie fue elegido por méritos personales; “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros” (Jn 15,16). Dios el Señor deposita en su Iglesia este misterio de elección y sigue llamando en ella y a través de ella, a predicar el reino de los cielos y hacer presente la Eucaristía, Pan de Vida y Alimento de Salvación. Quien vive la realidad de la fe, debe escuchar a Jesús que sigue llamando…”estoy a la puerta y llamo, quien quiera escuchar mi voz…” Ap.3,20. Quien es pobre, sabe que necesita de Dios, aún más sabe que su vida le pertenece a Dios y al plan que El tenga sobre el…y por eso cuando escucha el llamado va , se entrega, y sigue al pescador de almas, para trabajar la mies.

Los llamados de hoy fundan su sacerdocio en el de Cristo, único y verdadero sacerdote que se ha inmolado a sí mismo por la salvación del mundo. “Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, con cuánta más razón, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”(Rom..5,10) Cristo reconciliador de todos los hombres es el fundamento de todo sacerdocio y su fuerza, El les confiere la gracia para ser fieles a su misión y poder en su ministerio amar a todos como El los amó…”hasta el fin”.

Oremos para que el dueño de la mies envíe trabajadores, fieles y entregados; así también el rebaño sea apacentado hasta que El vuelva.

Que María, llena del Espíritu Santo, nos anime a oír el llamado del Pastor y a seguirle a donde El quiera.


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